La FEGAMP en RETTURN
La tradición de autoconsumo y subsistencia en la Montaña Oriental de Lugo se ha sustentado principalmente en el pan, la carne y la miel, productos que otorgan la identidad gastronómica y cultural al territorio.
La vida en las aisladas montañas orientales de Lugo se ha basado en aprovechar de forma sostenible todos los recursos existentes en el territorio y en las formas de vida de estas tierras, secularmente olvidadas, sobrevive la verdadera esencia de las tradiciones, auténticos tesoros naturales que cuentan con la catalogación de Red Natura y Reserva de la Biosfera. Nada menos que el 47% de la superficie de Red Natura en la provincia de Lugo se encuentra en la Montaña Oriental, donde concurren tres Reservas de la Biosfera.
La interrelación del ser humano con el territorio para aprovechar todos los recursos disponibles ha acumulado un amplio acervo de saber vivir en comunión con la naturaleza, que se ha transmitido en forma de tradiciones que cuentan con su particular terminología.
Es hoy la montaña oriental de Lugo un atlas viviente de paisajes culturales antrópicos, generados por el aprovechamiento de recursos naturales a lo largo de los siglos.
Experiencias
Pallozas y techos de paja, economía verde y circular
El centeno es el generoso fruto de las tierras de montaña. Alimentó a la gente y al ganado y la paja sirvió para cubrir los techos de las pallozas y hórreos, elaborar prendas para protegerse de las inclemencias, para cama del ganado y abono. En todos y cada uno de sus procesos, desde la siembra, la siega, la mallega, hasta que llega a la mesa en forma de pan o al techo de una palloza en forma de colmo, lleva asociados todos los saberes ancestrales.
Las fincas de pan orlan los entornos de las aldeas de montaña, y junto con las prácticas puramente dedicadas a procesar el centeno, se manejan muchas otras como la música tradicional, los cantos de las cuadrillas de segadoras, los filandones mientras se escolma la paja, la tradición oral de cuentos y leyendas, las comidas de confraternidad vecinal, etc que unen generaciones y personas de distintas procedencias. El centeno valorizado como elemento constructivo, alimenticio y turístico genera un mosaico territorial, cultura y emocional único.
Patrimonio popular apícola en los dominios del oso pardo
En la Montaña Oriental la apicultura a pequeña escala se desarrolló pacíficamente en los dominios del oso pardo. El saber ancestral supo encontrar en los muros de piedra seca, que hoy son patrimonio de la humanidad, el aliado natural para defender los trobos de las abejas de la afición del oso a la miel. Los cortíns, cortizos o cortinos son pruebas vivas de la historia constructiva de hace 4 o 5 siglos, circunscrita a las sierras orientales luguesas y algún territorio limítrofe.
Los cortins, situados en lugares de alto valor ecológico, son refugios que biodiversidad que ponen en valor una miel hecha en el monte, muestran al visitante la comunión con el medio natural al tiempo que dignifican el oficio de la apicultura y la cantería tradicionales.
Ganadería de montaña, trashumancia, valores ambientales y uso del agua
En la Montaña Oriental la ganadería extensiva ha modelado un paisaje cultural de aprovechamiento de recursos naturales durante siglos. El uso del agua para prados de siega y diente ha dado lugar a una perfecta red de presas y pozos que, gestionadas mediante el sistema de quendas o calendas, modela cuencas de alto valor ecológico. El aprovechamiento de los pastos de montaña que generó construcciones como las alzadas para resguardarse los pastores y animales; La trashumancia a las brañas más elevadas y el acceso del ganado a pastos y montes, ha dibujado redes de senderos por los lugares más bellos del territorio, como los fabulosos soutos de castaños o carballeiras.
Todos estos saberes de aprovechamiento del territorio para la ganadería tienen un fuerte componente de cohesión social vecinal; al tiempo que aportan valor a la carne producida de forma extensiva en espacios naturales.
Vídeo de las experiencias
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